Sexo en una sauna

Mi novio y yo habíamos ido de escapada de relax a un spa con otra pareja de amigos. Antonio era el
mejor amigo de mi novio y Carla era su novia por aquel entonces. El fin de semana estaba siendo de
lo más tranquilo y agradable. El hotel era un verdadero lujo con gimnasio, piscina, varios jacuzzis y
una sauna.
Una tarde decidimos ir los cuatro a la sauna. No sé si fue por el calor o por ver a mi novio
completamente sudado pero empecé a ponerme muy cachonda. En varias ocasiones él me había
pedido follar en público pero yo siempre había tenido mis reticencias. Sin embargo, en ese
momento me pareció una idea muy excitante.
Tras unos minutos en la sauna me acerqué al oído de mi novio y le confesé que estaba muy
cachonda.
- ¿Quieres que nos vayamos?- preguntó.
- No, quiero que me toques.
- ¿Aquí?
- Sí.
Estaba sorprendido y enseguida pude ver cómo mi propuesta le ponía muy cachondo. Entonces me
puso su mano por encima de mi muslo y comenzó a subir mientras se acercaba a mí y me besaba el
cuello. Se paró en mis ingles, dudando. En ese momento estábamos nosotros, Antonio y Carla y un
chico joven sentado delante de mí que no se perdía detalle de lo que hacíamos.
Finalmente mi novio se lanzó y tiró de la parte de abajo de mi bikini metiendo sus dedos por el lado
cuidando que no se viese nada y empezó a tocarme.
Antonio y Carla no tardaron en darse cuenta de lo que estábamos haciendo. Al principio se
quedaron boquiabiertos pero Antonio me observó tirar mi cabeza hacia atrás del placer y gemir
entre susurros, lo que le puso mucho así que se apuntó a la fiesta y empezó a masturbar a Carla. Al
principio ella se resistió un poco pero luego se dejó hacer.
Miraba a Antonio como me observaba mientras le metía los dedos a Carla y eso hacía que me
pusiese todavía más cachonda. Mi novio pasaba sus dedos por todo mi coño, tocándome el clítoris y
haciendo que me estremeciese de placer. De repente me metió dos de sus dedos bien dentro de mi
coño lo que me excitó increíblemente. Abrí los ojos y vi cómo el chico de delante seguía allí
observándonos a los cuatro. Se había sacado la polla de los pantalones y se estaba masturbando.
- Enséñale mi coño- le dije a mi novio quien no tardó en obedecerme tirando a un lado mi bikini y
mostrando la raja de mi coño depilado.
Estiré mis brazos y metí una de mis manos por dentro del pantalón de mi novio agarrándole la polla
con fuerza. Estaba caliente y muy dura así que empecé a masturbarle. Tenía a Antonio a mi lado
izquierdo. Me moría de curiosidad de si él la tendría tan dura como mi novio o si sería todavía más
grande así que metí mi mano izquierda por dentro de su pantalón, agarrándole la polla igual que a
mi novio. Estaba igual de caliente y dura que la de mi novio pero era enorme. ¡Qué suerte tenía
Carla!Comencé a masturbarle y supongo que esto le puso mucho porque los gemidos de Carla empezaban
a ser más fuertes. No sé si fueron sus gemidos o cómo se la estaba pelando pero mi novio se animó
también y me metió otro dedo más dentro del coño. Tenía tres dedos hasta el fondo y sentía que
estaba a punto de correrme sobre ellos.
Agarré más fuerte la polla de Antonio y la de mi novio y les masturbé con intensidad hasta que noté
cómo los dos me llenaban las manos de su semen caliente. Primero se corrió Antonio y un poco
después, mi novio. Saqué mis manos de sus pantalones y me chupé los dedos probando su leche
mientras miraba con lujuria al desconocido de enfrente. Esto le excitó tanto que se masturbó con
más intensidad hasta que soltó un buen chorro manchando toda la sauna de su leche.
Mientras tanto mi novio seguía masturbándome, yo gemía alto que no parase y me tocaba las tetas.
El desconocido se animó y vino a preguntarle a mi novio si me podía tocar él. Mi novio accedió y
sacó los dedos de mi coño. Entonces el misterioso joven se puso de rodillas y empezó a comérmelo
entero. Sacó bien su lengua y me lamió el clítoris, pasando después a mi vagina, metiéndome la
punta de su lengua dentro. Estaba tan cachonda que no tardé en correrme en su boca agarrándole la
cabeza y empujándola contra mi coño.
Nunca una sauna y un fin de semana de relax me habían sentado tan bien.