Río de Orgásmos por Badoo

07/08/2016

Todo comienza en una red social llamada Badoo. Yo, un chico de 25 años busca cuarentona fornida con ganas de carne fresca y experiencia en todo tipo de actos sexuales.

Tras realizar un rastreo por cientos de perfiles, encontré una madurita llamada Río. Su nombre me llamo tanto la atención que decidirle mandarle un mensaje para indagar sobre su curioso nick y sus pretensiones sexuales.

Iniciamos conversación protocolaria hasta que empezó a subir el tono de la misma. Me desveló que ella se llamaba Río porque era multiorgásmica y se corría a chorros. Desde ese momento solo soñaba con sentir su chorreo de orgasmos sobre mi cuerpo.

Ella era de un pueblo cercano. Yo, chico de la capital. Me dijo que vendría a mi ciudad porque tenía revisión con el médico. La cita era a las 12:00, pero ella llegaría sobre las 9:30. Me estaba proponiendo empezar el día follando e irse relajada al médico. El lugar perfecto para el picadero sería la casa de un primo soltero que trabaja por las mañanas.

Llegó la deseada mañana y yo ya la esperaba desde las 9:00 con un pantalón corto sin ropa interior. No quería demorarme mucho para presentarle mi miembro y metérselo en su boca.

Eran las 9:30 cuando llegó. Preparé café para amenizar y calentar motores. Me costaba mantener la conversación mirándole a los ojos, ya que, llevaba un escote que me hacía perder el control.

Llevaba medio café cuando no pude resistirme a comerle la boca y bajarle la camiseta para verle las tetas. Le dije que le iba a presentar a alguien muy travieso y me baje los pantalones. Se la metí en la boca y empezó a comérsela enterita. ¡Qué garganta profunda!

Del sofá me la llevé a la cama con la polla en la boca. No quería soltarla, una mujer sin tregua. Antes de llegar a la cama le metí los dedos en el coño y empezó a correrse como un río, formando un charco en el suelo alrededor de nuestros pies.

Toda cachonda me agarro y me tumbó en la cama. Dijo que estuviera quieto y disfrutara. Se puso de espaldas a mí, cogió mi polla con la mano y se la metió enterita por su coño empapado. Cabalgaba sin cesar, menuda jinete.

Empecé a sentir como un río de flujo se derramaba entre mi culo y mis piernas. Estaba descargando toda su corrida sobre mí. Que sensación tan excitante y novedosa. Me tenía la polla tan dura y los testículos tan cargados que tuve que sacarla de su mojado coño para ponérsela en su cara y descargarle toda mi leche.

Una mañana de revisión médica que comenzó con un baño en un río de orgasmos.

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