OTRA HISTORIA MÁS

07/05/2018

INTRODUCCIÓN:
No sé cómo comenzar, los recuerdos se me hacen dolorosos y a la vez tan sublimes, el dolor de una traición y a belleza de aprender a amar después de eso, recordar el día en el que la vi y me quedé pasmado al pensar que era un espectro de mi imaginación, una diosa de cabellos dorados y ojos azules como el zafiro, recordar las cosas que vivimos y lo quise vivir con ella, ahora este fantasma del pasado me persigue, recordar el daño que curó y la herida que dejó, a pesar de que ya han pasado 5 años desde aquellos días en los que la felicidad era un placer al alcance de mi mano.
Permítame, amable lector, describir un poco de mi físico, soy un hombre ya de 27 años, en el tiempo en el que se desarrolla esta historia contaba con 20 años, de cabello largo y negro como el carbón, ojos marrones sin nada en especial, no era ni soy el hombre más atractivo de mi círculo social, sin embargo me molestaban por no ser tan agraciado como la mayoría, con el tiempo dejé de tomar importancia y formé un carácter duro, tanto así que el nihilismo se volvió mi principal filosofía, me tomaba todo con humor, nada era tema serio, hasta mi atractiva fealdad era un motivo de burla y tema para hacer bromas. Físicamente, durante la secundaria y el tiempo que llevaba en la universidad había practicado deporte, iba al gimnasio regularmente por lo que tenía un cuerpo tonificado, pero con algunos rollos en el abdomen, no soy tan bajo para mi país, 1.75m es considerado algo aceptable a comparación de otros amigos que miden 10 centímetros menos.
Como ha podido comprender el lector de este tragicómico relato, no soy un espécimen masculino fuera de lo común, no soy el típico galán de telenovela que toda mujer anhela. Sin embargo, nada de esto me importaba, hasta que conocí a la mujer que marcó un punto y aparte en mi vida.
CAPÍTULO 1:
Era el año 2011 y yo contaba con 20 años, de los cuales los último 2 debido a la universidad habían consistido en borracheras, fumar hierba y conocer algunas mujeres con las cuales acostarme, si es que tenía la fortuna de mi lado ese día, mi vida sexual no era tan activa como la mayoría de mis amigos, Antonio el galán del grupo podía acostarse con 2 mujeres diferentes cada semana, lo cual es una gran proeza si tenemos en cuenta la sociedad arcaica y parcialmente conservadora en la que transcurre mi historia.
Yo veía pasar mi vida de aquel entonces centrada en el placer de las fiestas, conocer mujeres casualmente y sino, la vieja confiable que era una amiga llamada Milagros, con la cual habíamos tenidos algunos encuentros sexuales fortuitos, más que nada animados por el alcohol, aunque tiempo después le cogimos el gusto a coger con el otro y decidimos ser algo así como “amigos con derecho”. Milagros es una mujer preciosa de cara, una magnífica tez blanca con una bella nariz respingada, unos pechos preciosos y muy bien formados, durante un tiempo estuvo algo subida de peso, pero después de algunos meses en el gimnasio moldeó un trasero enorme y perfecto, diría que ella para los estándares de la sociedad era un 9/10, mis amigos ya sospechaban algo de nuestros casuales amoríos; aquí es donde entra uno de mis dos mejores amigos de casi toda la vida: Carlo, este hombre era de mi tamaño si bien uno o dos centímetros más bajo, de piel morena y un poco regordete, era el típico amigo que solo vive para las juergas y las mujeres, nunca ha tenido una relación “seria”, y lo pongo entre comillas porque si bien ha tenido algunas salientes, con la mayoría no dura ni 1 mes antes de que se alejen, no me malinterpreten él es una de las mejores personas del mundo, pero algo debe andar mal con él que las parejas no le duran mucho. Regresando a la historia, Carlo sabía que Milagros y yo nos habíamos acostado unas cuantas veces, muchas veces menos de las que en realidad lo habíamos hecho, pero ninguno de los dos le habíamos confesado lo que pasaba, él se enteró debido a una fiesta que organicé en mi casa y la calentura que pudo más con Milagros y conmigo.
Estábamos todos tomando unos cubatas en círculo con algunos amigos de fiesta: Antonio, Carlo, Armando, Lucía, Sthefany, Alexandra, María, Diego, Milagros y yo (escribo los nombres porque ellos serán personajes esenciales, aunque no lo desee, en el transcurso de esta historia iré describiendo uno a uno). Nos pusimos a jugar a la botella, todo empezó tranquilo hasta que llegó la hora de las preguntas calientes, como no puedes mentir, al menos no por “principios”, todos nos vimos obligados a decir la verdad, entonces algunos gustos calientes, otros tríos y fetiches salieron a la luz entre algunas risas, hasta que llegó el turno de Carlo hacerle una pregunta a Milagros:
Carlo: Dinos Mili, ¿Qué te pone cachonda?
Milagros: Mira, hay muchas cosas, como que traten como a una princesa o una puta cualquiera (Soltando una carcajada)
Todo empezaron a reír y yo tuve una erección recordando los polvos que habíamos tenido hasta ese entonces, me pareció irónico, ya que, ella misma pedía que la golpees, le jales el cabello y le hables sucio, nunca me había pedido que la trate como a una princesa. Miré a Milagros con una sonrisa y ella me devolvió la mirada, pero bajo durante 1 segundo a mi entrepierna, eso me calentó aún más, ya que sabía que cuando todos se vayan tendría una ronda de sexo salvaje con aquella mujer, que ya muchos quisieran, vaya suerte tenemos los feos. El juego continuó hasta que Lucía puso música para bailar, debo recalcar que no me gusta para nada bailar, soy un hombre más de tomar en un bar tranquilo escuchando algo de rock o blues, aparte de ser un consumado lector que prácticamente toda su primaria y secundaria alternó el deporte con los libros y contadas fiestas en las cuales solo iba a consumir alcohol, sumado a esto odio el reggaetón por ser muy machista y su ritmo me parece estúpido, meras excusas para mis dos pies izquierdos. En fin, como ya estaban todos bailando, una que otra sobada por acá por allá, Milagros se me acercó y se puso a bailar bien pegado a mí hasta que Antonio se dio cuenta:
Antonio: Miren chicos, esos dos un poco más y terminan tirando.
*Tirar es un término que se usa acá para referirse a follar o tener sexo*

Todo empezaron a reír incluyéndonos, yo lo hacía por lo irónico de la situación, los demás por la broma y Milagros supongo que por la misma razón que yo, todo siguieron bailando y a pesar del momento, para mí un poco incómodo, Milagros continuó bailando conmigo. Como es costumbre fuimos bebiendo mientras el baile duraba, y al cabo de una hora maso menos ya todo estaba fuera de control, Armando había tomado un poco demás y estaba hablando muy cerca de Lucía quien se notaba incómoda, mientras que los demás los veían y reían un poco, Armando es mi segundo mejor amigo y siempre que bebe se pone así, pero luego es un chico noble e inofensivo.
Milagros: Como que Armando tiene pinta de buscar una buena bofetada.
Yo: Si, pero ya sabes cómo se pone el animal cuando toma.
Milagros: Si, una vez intentó besarme en una fiesta.
Yo: Y, ¿Por qué no lo dejaste, si antes te gustaba? (Mientras soltaba una carcajada)
Milagros: Porque si lo besaba ese día no te hubiera violado en su casa,
Yo: Eh tranquila, que violación es sin consentimiento, y yo si quería tirar contigo desde hace pufff.
Milagros: Pues yo también te tenía una hambrecilla desde algún tiempo.
Yo: Entonces mejor que hayas besado el pito a mi antes que la boca a él. (Mientas soltaba otra carcajada sonora)
Milagros: Bueno eso sí, sabes me he mojado escuchando las confesiones de los demás … y con el baile que te he hecho me han dado ganas de chupártelo y que me folles con mucha fuerza …
Me dijo eso mientas se iba a la puerta de la sala que conecta con el comedor y un baño, al llegar a la entrada de la habitación se giró mientras se mordía el labio y levantaba un poco la falda. Eso me puso muy cachondo y quería cogérmela ahí mismo, así que un poco despacio la seguí, vaya suerte la mía que Armando enfrascó a todos en una de sus famosas charlas de borracho de las cuales muy difícilmente sales en 1 hora como mínimo. A penas salí por la puerta Milagros me jaló abruptamente y empezó a besarme de tal manera que me calentó de sobremanera, empecé a tocarle ese firme culo que tenía y ella misma llevó mis dedos hasta su ya húmeda vagina, entonces empecé a acariciarle su suave clítoris, por su petición fuimos hasta mi alcoba, apenas cerré la puerta ella me bajó el cierre del pantalón y empezó a darme una mamada como muy pocas veces me ha dado, producto del alcohol y la calentura supongo, sentía como su lengua jugaba con mi glande y en ocasiones me daba ciertos mordiscos que mezclaban dolor con placer y me hacían dar pequeños gemidos. Conscientes de que no teníamos mucho tiempo, me tumbó en la cama y se quitó rápidamente las bragas que tenía, se subió encima y empezó a empalarse lentamente, me dejó tiempo para sentir las exquisitas texturas de su depilada vagina, la humedad con la que me recibió su ya caliente cueva, casi hacen que me corra al instante, pero me contuve, y empezó a dar brincos sobre mi erecto miembro, estaba más dura de los normal, y ella gemía como toda una perra, la empecé a ahorcar porque sé que a ella le gusta eso, sentí como se corrió una vez ya que los flujos aumentaron, y ella blanqueó los ojos, la puse de perrito y empecé a penetrarla con toda la fuerza que mi alcoholizado cuerpo me permitía, le jalé el cabello y le daba azotes en el culo, ella gemía tan fuerte que parecían gritos ya, le dije que iba a terminar y ella me pidió que lo hiciera adentro, no hacíamos eso con frecuencia así que decidí aprovechar la ocasión y mientras sentía cómo llegaba el éxtasis de la eyaculación tras un polvo magnífico como este, exploté llenando su vagina con todo el jugo seminal que pude. Nuestro placer fue tan grande que no notamos que Carlo estaba en la puerta mirándonos, estaba perplejo, petrificado como un soldado de terracota; inmediatamente los nervios se apoderaron de mí y quise mirar a mi compañera, aún empalada por mi miembro, pero no pude por la posición en la que estábamos, fueron los 10 segundos más largos de nuestras vidas, por un lado, mi mejor amigo y por el otro Milagros penetrada aún como una perra. Carlo tomó conciencia, se disculpó y fue inmediatamente a la sala con los demás, Milagros y yo nos acomodamos la ropa lo más rápido que pudimos y bajamos, no pronunciamos ni una sola palabra, el silencio era más incómodo de lo normal. Cuando ingresamos a la sala encontramos a Carlo sentado con los demás hablando con Armando, estaba riendo y se mostraba relajado, al parecer nadie se había dado cuenta de nuestros quince minutos de ausencia. Cuando llegamos con todas las cosas continuaron con total normalidad hasta que pasada 1 hora se despidieron y salieron con Armando, nos quedamos a solas con Carlo ya que se ofreció ayudarme a arreglar un poco, pero en el fondo sabía que quería hablar de lo que había visto.
Yo: Bueno, tarde o temprano vamos a romper el silencio, dime ¿De qué quieres hablar?
Carlo: Bueno el problema económico de nuestro País… ¡¿DE QUÉ CREES IDIOTA?! ¡Te estás tirando a la mujer más buena de la ciudad!
Yo: No es para tanto, hay más buenas.
Carlo: Con esa cara que tienes yo esperaba que seas marica.
(Ambos reímos, pero el silencio incómodo regresó)
Yo: Amigo mío, son cosas que pasan, uno no puede controlar algunas fuerzas de atracción.
Carlo: Ya vale, pero dime … ¿Están de novios o solo le estás dando por el culo?
Yo: No hables así, solo somos amigos con derecho, puedes expresarte de una mejor manera.
Carlo: Pero yo no soy un cerebrito como tú, solo quiero saber que te traes con el mujerón de Milagros. Si por cómo te la estabas tirando, parecía que tenían tiempo follando.
Yo: No hay remedio contigo y tu poca sutileza. Bueno digamos mucho tiempo tirando no, solo desde enero, las fiestas de la ciudad, en las que ambos estábamos ebrios.
Carlo: ¡DESDE ENERO! Joder amigo, esos son 5, ¿Por qué no han formalizado nada?
Yo: Porque no quiero, sabes que no me van bien las relaciones formales.
Carlo: Ya, lo dices por la última flaca que te puso los cuernos como 2 veces (Se ríe fuertemente)
Yo: Ya marica que a ti te parece gracioso, pero a mi llegó a los huevos esa maldita perra.
Carlo: Pero dónde quedó “Don metalero buenos modales”
Yo: Hay cosas que simplemente no puedes expresarlas mejor que con algunas palabras.
Carlo: Bueno mi amigo con esa cara mejor te casas con ella que después solo te va a hacer caso un travesti.
Ambos reímos mucho desde aquel punto y recordando muchas anécdotas, así como aventuras amorosas, terminamos bebiendo unos cuantos vodkas que habían quedado rezagados de la fiesta.
Pasaron otros seis meses y Carlo se fue empeñando cada día en que debía formalizar una relación con Milagros, fuera de todas las bromas, aquel hombre se preocupaba por mí, no era literalmente un “Amigo de mierda” como cariñosamente nos llamábamos desde que nos conocimos. El empeño y la dedicación con la que Carlo me animaba a tener algo estable con Milagros, despertó en mi la curiosidad y la duda si es que él había hablado ya con mi amiga con derecho y si ella le había dicho algo, además las constantes insistencias de Carlo con ese tema me habían hecho darme cuenta que Milagros me gusta mucho y quizás, no encontraría alguien mejor que ella, que me entienda y comparta mi sentido del humor, además de ser así de buena en la cama. Bueno, me arriesgué y decidí sacarme de las dudas, así que le pregunté a Milagros después de una tarde de nuestras calientes sesiones:
Yo: Oye Mili, ¿Has hablado con Carlo después de lo de la fiesta?
Milagros: No, la verdad me da mucha vergüenza hablar específicamente de eso con él.
Yo: Cierto, además a mí no me encontraron empalado.
Milagros: Ja ja, qué gracioso. ¿Por qué la pregunta?
Yo: Es que, nosotros hablamos ese mismo día y le conté casi todo, entonces se ha empeñado en que hable contigo y formalicemos todo esto …
Milagros no me dejó terminar y me besó.
Milagros: Sabes, quisiera que esto se volviera algo lindo y sé que podemos lograrlo, ¿te gustaría ser mi novio?
Me quedé helado y acepté.
El beso y el “SI” que desencadenaron el caos en mi vida durante el próximo año.

-SI HA GUSTADO HÁGANME SABER PARA CONTINUAR ESCRIBIENDO-
-GRACIAS POR LEERLO-

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