El mollete de Antequera, sexo en la playa
30/07/2016
Un fin de semana caluroso en la costa malagueña con mi amiga y con ganas de exprimir los deseos más eróticos y morbosos de todo el verano. Tras una jornada en la playa, y después de ver cuerpos tan atléticos y bañadores que marcaban paquetes, mi deseo crecía y crecía como las olas en alta mar. Llegaba la noche y con ella la lujuria en mi mente caliente.
Las dos somos de Antequera, donde existen los mejores molletes para darte un buen desayuno , un buen atracón. En mi cabeza solo rondaba culminar la noche con un exquisito polvo mirando al mar. Solo soñaba con follar en una hamaca y que a pollazos algún semental me hiciera gritar como una animal.
Comenzó la noche y tras una copas de ron, mi cuerpo se hacía vulnerable al alcohol. Mi cuerpo ardía en deseos, mi mollete se humedecía como una concha en el mar. Pasaron las horas bailando como una loca y refregándome con sementales, solo quería sentir su paquete rozando mi mollete.
Eran las 4 de la madrugada, estaba dispuesta a darle riendas sueltas a mi sueño erótico y caliente. Debía buscar a ese semental que me hiciera explotar de placer. Entonces, vi acercarse a un grupo de 5 machos que se colocaron a nuestro lado. Parecían dispuestos a darlo todo en la pista, pero necesitaba encontrar al hombre que me diera todo en la playa.
Me fije en uno de ellos que parecía cumplir el perfil tan deseado, ese semental tan ansiado.
Me puse a bailar sensualmente a su lado, mi mirada hacia él eran dardos de fuego. En ese momento me agarró por la cintura y me susurró al oído diciéndome que me follaría como una bestia. Se acercó tanto a mí que noté como su polla estaba dura y entonces fue cuando mi mollete palpitó y humedeció mi tanguita de color rojo pasión. Era lo que buscaba, mi semental.
Yo le dije que si quería follar en la playa hasta que el amanecer nos delatara y él con una voz excitada, mordiéndose la lengua dijo k sí. Sin perder más tiempo nos fuimos hacia nuestro objetivo lujurioso y excitante. Llegamos a la playa y nos empezamos a comer la boca, su lengua se enroscaba a la mía como una serpiente enrabietada. Paré un momento y le pregunté si había probado los molletes de Antequera. Él respondió que los había probado con mantequilla. A lo que le dije que ahora iba a probar el mollete de Antequera supremo.
Sin más preliminares porque mi mollete estaba chorreando, me desnude y me puse de rodillas frente a él, le quite su ropa interior con la boca y me comí su polla hasta la garganta. Mi mano agarraba su testículo y con mi dedo anular le tocaba su ano. Su polla estaba tiesa, lista para penetrarme y ponerme mirando al mar.
Me puse a cuatro patas en una hamaca mirando al mar y el comenzó a follarme salvajemente.
Tenía la suerte de ser multiorgásmica. Entre tanta corrida le gritaba que si le gustaba mi mollete de Antequera y el gritaba que si locamente.
Comenzó amanecer y para desayunar él se comió mi mollete de forma rabiosa. Sentía como su lengua jugaba con mi clítoris y se metía en mi vagina. Me corría a chorros. Ahora me tocaba desayunar a mí y lo que más apetecía era un buen vaso de leche recién ordeñada. Le comí la polla con la mano en sus testículos, extendiendo mi dedo anular hasta su ano.
No paré hasta que se corrió en toda mi boca y me tragué toda su leche tan rica.
By P.J.Man.
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