Mis desvirgaciones en la universidad
22/11/2016
Durante mis años de universidad, pasaba algunas tardes y noches haciendo de niñera. Siempre me
habían gustado los niños por lo que estaba encantada con el trabajo. Un día comencé a cuidar a los
hijos de 3 y 5 años de una pareja relativamente joven. Ella no era muy amable pero me pagaban
bien y los niños eran una monada. No llegué a conocer al padre hasta pasado un mes cuando una
tarde llegó antes del trabajo y le vi. Era de esos hombres que en cuanto entran en una habitación se
hacen dueños de ella. Caminaba con seguridad y decisión. Me atrajo en cuanto le conocí y, aunque
no era la primera vez que me ocurría con un chico, sí era la primera que me pasaba con un hombre
casado.
A diferencia de su esposa, él fue agradable y simpático desde el primer momento. Al principio me
sentía un poco cohibida por su presencia pero no tardé en soltarme y comenzar a hablar de todo con
él. Por aquel entonces salía con algunos chicos de mi edad de la universidad pero todos me parecían
demasiado inmaduros. Quizá por esto me obsesioné como una quinceañera con él.
Después de la primera tarde fue llegando más pronto a casa y coincidíamos una hora antes de que
apareciese su mujer por allí. Aproveché estos momentos para hacer que se fijase en mí. Me vestía
provocativa con minifaldas y escotes pronunciados. Al más pequeño de sus hijos le encantaba
agarrarme de la camiseta así que un día que estaba hablando con su padre le cogí en brazos
acercándomelo al escote. Como esperaba, tiró de él mostrando un poco una de mis tetas y pude ver
cómo su padre se quedaba embobado. Por lo menos no me veía como una niña. Así que seguí con
mis juegos para provocarle subiéndome la falda un poco antes de agacharme o acariciándome los
muslos mientras hablaba con él en el sofá.
Una noche me pidieron que cuidase a los niños porque la madre había salido de viaje y él tenía una
cena de negocios. La noche transcurrió con normalidad. Los niños no me dieron mucha guerra así
que pude darles de cenar y acostarlos a su hora. Estaba estudiando para un examen cuando escuché
abrirse la puerta. Era él. Me dispuse a recoger mis cosas para marcharme cuando me preguntó si
tenía prisa o si me podía quedar un rato más. La cena había sido un desastre y le apetecía despejarse
hablando con alguien. Así que me quedé.
Hablamos de todo. Parecía que nos entendíamos muy bien y eso que llevábamos vidas totalmente
diferentes. Sin darnos cuenta nos fuimos acercando uno más a otro en el sofá cuando noté su mano
por encima de mi muslo. Nos quedamos en silencio y le miré con descaro. Quería hacerle saber que
me gustaba que me tocase. Pareció entenderme porque me cogió la mano y la puso encima de su
polla. Ya la tenía dura.
Introduje mi mano por dentro de sus pantalones para palparla. Estaba caliente. Noté cómo mi
descaro le excitaba aún más. Sin pronunciar palabra saqué mi mano, me puse de pie delante de él y
empecé a desnudarme lentamente. Me sentí como una puta que había ido a hacer su trabajo, al fin y
al cabo me estaban pagando por estar allí. Me lo quité todo dejando a la vista mis enormes tetas y
mi coño totalmente depilado mientras él se desabrochaba los pantalones y se sacaba la polla sin
bajárselos.
Me senté sobre él poniendo mis tetas a la altura de su cara para que me las chupase. Primero me las
agarró con sus manos, rozando mis pezones suavemente con los dedos para metérselos luego dentro
de la boca. Me las chupó y mordió poniéndome muy cachonda así que empecé a tocarme mientrasme las comía. Acariciaba mi clítoris primero con mis dedos y al notar su polla entre mis piernas la
agarré y empecé a moverla en círculos acariciando todo mi coño mientras él me chupaba las tetas
con más intensidad.
Me separé de él deslizándome entre sus piernas para ponerme de rodillas, dispuesta a hacer mi
trabajo con gusto. Me metí su polla entera en la boca. Era tan grande que noté cómo acariciaba el
fondo de mi garganta. Comencé a chupársela, de arriba a abajo, en círculos. Giraba mi cabeza por
completo mientras mi lengua juguetona la lamía. Mis labios se deslizaban con fuerza por ese
enorme falo cada vez más rápido. Mis manos tiraron de sus pantalones para dejar al descubierto sus
huevos. Me saqué la polla de la boca para coger un poco de aire y lamerle los testículos, algo que
pareció ponerle mucho.
Entonces me la metí de nuevo y seguí chupándosela al mismo tiempo que mis manos le sobaban los
huevos, apretando más fuerte. Parecía disfrutar cada vez más cuando me agarró del pelo y me
empujó contra su polla.
- Me voy a correr- jadeó.
Pero no paré. Seguí chupándosela hasta que noté cómo se corría dentro de mi boca. Probé su semen
caliente que me caía por la comisura de los labios y llenaba toda mi boca mientras me lo tragaba.
Me fui poco después dejándole mis bragas de recuerdo y sabiendo que esa iba a ser la primera de
muchas noches. Y así fue.
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