Follada escalocaliente en un hostal

17/08/2016

Soy Rafa y quiero narrar el trabajo de una conquista que empezó  un Sábado noche  de fiesta con los amigos en un pub.

Esa noche conseguí el número de teléfono de una chica muy atractiva de un pueblo cercano. Después de un mes y medio de conversación vía WhatshApp  llegó el día de la ejecución. Quedamos a medianoche en un pueblo que era un punto intermedio para los dos. Era una noche suave de agosto perfecta para tomar las primeras cervezas en la terraza de un pub y calentar motores.

Iniciamos camino en busca de algún pub y a medida que conversaba con ella mi mirada se dispersaba entre sus curvas. Hubo un momento en el que quedé algo retrasado y no puede resistirme a agarrarle su nalga, abrazarla por detrás y darle un beso. Ella sonrió y de forma juguetona esquivó mi beso.

Llegamos a la terraza de un pub, pedimos dos tercios de cerveza y le dimos rienda suelta a la noche. Era el momento perfecto para hablar con las miradas y soltar palabras que encendieran la mecha del deseo.

Tras varias cervezas  los gestos de deseo  eran cada vez más explícitos, una llama prendía entre el color de los ojos. En mi cabeza solo tenía conseguir ese primer beso que marcara el camino hacia algún hostal donde pasar la noche.

Decidimos dar un paseo sin dirección alguna. Fue entonces cuando lé agarré por la cintura, me puse delante de ella sujetando su pelo largo y consiguiendo ese primer beso que es tan fugaz como eterno en el recuerdo.

Pasamos cerca de un hostal  y le propuse terminar la noche allí. Ella me agarró la nalga, sonrió y aceptó. Preguntábamos por alguna habitación libre, pero estaba completo. Eran altas horas de la madrugada y las opciones de encontrar algo eran escasas. Buscamos por internet hasta encontrar uno escondido en un suburbio.

Llegamos al hostal y parecía el lugar perfecto para rodar una película de terror. Algo tan inquietante como  aventurero. Preguntamos por una habitación libre y solo quedaba una con cama doble y un pequeño balcón interior con vistas a la carretera. Decidimos quedarnos con ella.

Una vez dentro, ella fue al balcón para fumarse un cigarro. Yo aproveché para quedarme en slip y aparecer por detrás suya para darle una sorpresa. Lé bese el cuello lentamente agarrando sus pechos y ella dio un suspiro de escalofrío. Dio una calada intensa a su cigarro y lo tiró por el balcón. Se dio media vuelta y agarró fuertemente mi polla dura como una piedra. Le comí la boca y ella con ferocidad me mordió la lengua.

Nos fuimos a una de las camas y me obligó a tumbarme con las manos en el cabecero. Comenzó a besarme los labios con suavidad para después chupar muy lentamente mi cuerpo hasta llegar a mi polla. Sin usar las manos empezó a lamer mi polla diciéndome lo rica que estaba. Le cogí del pelo y le dije que ahora la iba a sentir. La puse tumbada boca abajo y metí los dedos en su boca para que los chupara y después meterlos en su coño. Estaba tan mojada que me grito: “¡FOLLAME! “

Yo totalmente empalmado se la metí hasta el fondo y le agarré del pelo como le excitaba a ella. Empecé a follarle lentamente para disfrutar de esa primera vez cuando penetras un coño nuevo. Fui subiendo de intensidad mientras ella me decía: “Me vuelve loca tu polla, Rafa. Que bién me follas”. Se corrió gimiendo y agarrando la almohada como si fuera a rajarla con sus uñas.

Sin darle tregua le di media vuelta y me puse encima de ella penetrándola sin descanso. Ella agarraba mi culo y mi espalda cada vez más fuerte, a medida que llegaba su orgasmo. Empezó a clavar sus uñas en mi espalda y mis nalgas de forma salvaje gritando: “ escalocalientes, escalocalientes (era su manera particular de llamar a sus escalofríos preorgásmicos). Qué bien me follas, Rafa. ¡Que me corro! ”

Se corrió dejando la marca de sus uñas en mi cuerpo y sus palabras calientes en mi cabeza.

Ella se sentó en la cama y empezó a comerme la polla. Yo le decía que tenía los huevos bien cargados y que si quería toda mi leche. Ella me miraba con cara de deseo mientras me la chupaba y asentaba con la cabeza para echarle toda mi leche en su cara. Me sacó todo el jugo que derramé en su preciosa cara.

Como marca el ritual hicimos un pequeño descanso con el saludable cigarro del después.

Desde que entré en la habitación y vi el balcón interior, en mi cabeza surgió el morbo de follarmela allí.

No esperé mucho y volví al ataque. La desnudé y la lleve al balcón. La puse mirando hacia la carretera y con las manos en la barandilla empecé a penetrarla. El morbo le hizo mojar toda mi polla. Ella contenía sus gemidos para no formar mucho escándalo, pero al llegar sus escalocalientes no puedo contenerse y gritar: “¡Como me follas, Rafa! ¡Córrete conmigo, Dios! “.Me puso tan cachondo que no pude contenerme y me corrí a la misma vez que ella.

P.J.Man.

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