Fantasías frente al espejo

29/11/2016

Sabías que antes de dormir juego con mi cuerpo?

Yo por lo general me hago la cabeza.
Por ejemplo, con las fotos de tu perfil.

Entonces me imagino alguna historia.
Como que frente a tu cama tienes un gran espejo por el cual puedo verte.

E imagino que te veo cuando te vas a dormir y vas quitándote la ropa frente al espejo.
Bajas la luz porque para sentirte íntima.
Y vas quitándote prenda a prenda.
Tranquila y sin prisas.
Hasta quedarte completamente descalza.
Te acercas al espejo y te observas
Y te tocas.

Luego vas a tu cómoda y traes una crema corporal.
Tiene aroma suave . Como de rosas y especias.
Y te aplicas un poco en la mano y te lo empiezas a esparcir por tu cuerpo.
Te lo empiezas a untar por tu cuerpo.
Por tus turgentes senos, por tus muslos. Y luego das la espalda al espejo y te untas en tus caderas.

Al otro lado del espejo te observo desnudo.
Estás fuerte
Y te tomas un tiempo endemoniado sobándote.
Martincito te observa bien erguido.
Es un caballero: Se pone firme delante de las damas.
Tu piel se ve suave y tentadora.
Tus pubis depilado a cero.
Se me humedece la boca.
Cuando volteas a para verte en el espejo para aplicarte crema, deseo atravesar el vidrio.

Pones una rodilla sobre tu cama y luego la otra, hasta quedar en cuatro.
Que está haciendo? Me pregunto.
Que fuerte que está! Me digo.
No puedo más y me empiezo a manosear.
Me tengo que contener. Deseo explorar esas caderas ya. Urgente.
Te pasa más crema por tu sexo y comienzas a masturbarte.
Tus deditos van y vienen lentamente, tocándote toda.
Pienso en lo que te haría.
Mi lengua se sale de mi boca queriendo explorar esa carne sensual y poderosa.
Estás gimiendo y tus dedos se aceleran. Igual mis dedos. La tengo como roca.
El sube y baja de mi mano se vuelve frenético.

Ahora estas usando tu mano libre para acariciar tus caderas.
Dios! Que espectáculo!
Estoy que me acabo pero me contento: quiero ver que más haces.
Te veo muy caliente. Estás excitada y es obvio que tus dedos no son suficientes.
Te pones en pie con la vista perdida, transpirada, excitada y desesperada.
Necesitas algo.
Mmmm . . . Que ricos senos tienes.
Son generosos y fuertes.
Ufff! Si pudiera tocarlos!

Y entonces te fijas en mí.
Como me vio? Me pregunto.
Pero no. Solo ves el mueble que contiene mi espejo y tu objetivo de deseo: Algo frio y duro en que frotarte.
Entonces, te pones de espaldas al espejo, te tomas del marco y empiezas a frotarte contra el espejo.
Estas simulando que te toman por la fuerza. Lo sé porque sostienes un monólogo .
"Si , mi macho. TOMAME! hace mucho que lo deseas!"
Y yo al otro lado del espejo.

Veo tu espalda. Tus caderas aplastándose y abriéndose contra el vidrio.
Se ve que estás húmeda.
Hasta tu cola parece hacer guiños de caliente.
El espejo se mueve con violencia. Estás haciendo mucha fuerza.
No puedo creer lo que veo.
Necesito poseerte ya.
Me apoyo en el espejo de mi lado.
Y hago fuerza como para atravesarlo y entrar en ti. La tengo muy dura.
Me quema el deseo y las ansias de tu cuerpo.

Y de repente das un grito. Mezcla de dolor y sorpresa.
Acabo de traspasar el espejo y te penetre hasta la raíz..
No sé cómo y no me importa: Eres mía..
Quieres zafarte. Tengo que actuar rápido
Hago más fuerza para separar tus pies del suelo y no puedas escapar.
Pero mis manos pasan a través del vidrio como si fuera agua.
Te tomo de tus senos. Se sienten igual a como lo imaginé. Que gusto!
Te tomo de tus tetas y las estrujo hacia mí.
Que rico se siente tu piel!
Que caliente y húmedo se siente tu sexo.
Te abrazo contra mi pecho y te penetro por completo. Que gusto!

Estás muy sorprendida y eso evitó que gritaras. Pero ya estás atinando a usar el aire de tus pulmones.
Tapo tu boca mientras beso tu cuello. Puedo sentir con mi lengua la suavidad de tu piel, como serpentean tus músculos por debajo y su sabor salado.
Aun no me moví. Te tengo sujeta y completamente penetrada. Dejo que te calmes y me sientas por completo.
De apoco, voy besando tu cuello hasta llegar a tu oreja, la que mordisqueo.
Mi otra mano libera tu pezones y explora tu abdomen, tu pubis, tus muslos y caderas.

Aun no me moví. Estoy disfrutando del calor de tu piel, su tersura, de cómo se ajusta tu cuerpo al mío.
Entonces siento como te relajas mientras mi lengua explora tu oreja. Siento como como tu cola hace un movimiento de torniquete para dejarme entrar más y siento como tu vagina se cierra alrededor de mi pene.

Entonces me empiezo a mover.
De a poco.
Pero profundo cada vez.
Libero tu boca. Y te sujeto de tus caderas.
Se siente caliente.
Estoy alzadísimo.
Me quedas muy estrecha pero estoy muy caliente así que obligo el movimiento.
Emprendo un ritmo enloquecedor. Estás gimiendo. Ahora estás gritando.

Te tiro sobre la cama. Quiero verte la cara y comerte la boca. Quiero ver tus pezones y chupártelos hasta extraerte la leche.
Me miras entre sorprendida y caliente. Soy el tipo que salió del espejo y se encuentra alzado por ti.
Tomo y abro tus muslos. Froto mi Martincito con fuerza contra tu clítoris. Hago que lo recorra. de punta a punta.
Me arañas pidiéndome más. Estás al borde del colapso de calentura: No quieres mimos, quieres sentir la fuerza.

Te penetro sin misericordia mientras me como tu boca.
Es un delirio tocar tu piel.
Sujeto tus manos por arriba de tu cabeza para poder tocarte a mi sabor con la otra. Igual sigo cabalgándote.
Así pasan las horas y el morbo por tu cuerpo no amaina.
No puedo más. La transpiración nos envuelve y el deseo de llenarte de mí se vuelve intoxicante.

Así que me agarro de tus ebúrneas nalgas y procedo a enfilar en el tramo final: a fondo, con toda mi hombría y locura.
Sientes la erupción final por llegar y la quieres todo para ti. Así que me sujetas las caderas con tus piernas. Las entrelazas con las mías. Y me incas tus uñas en mi espalda.
Corremos juntos con los restos de nuestros alientos mientras sientes los calambres de Martincito que anuncian como te va a llenar el útero de su espesa crema.

Clavo mis uñas en tus fuertes nalgas mientras desesperado succiono tus pezones. Tu arqueas tus caderas en la locura pre orgasmo y me clavas lo dientes en mi cuello.
y . . . . . . . con fantasías por el estilo juego con mi cuerpo. Y tú?

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