Ciego de porros y porras
01/08/2016
Como todas las semanas esperaba con ansiedad el viernes. Era una noche calurosa de verano y había quedado en casa de una amiga con su novio para cegarnos en la noche a base de porros. He de confesar que esta amiga con la que comparto fumata todos los viernes tengo una obsesión sexual.
Esta sería una noche en la que el humo cegó toda relación de amistad y de pareja.
Salí de casa dirección a donde el placer del humo y el morbo se daban cita. Tras una larga caminata divagando entre pensamientos impuros, nunca puede imaginar cómo acabaría esta noche.
Llegue a casa de mi amiga algo ansioso por comenzar la fiesta. Ella me abrió la puerta con un camisón blanco super escotado que mostraba casi todas sus grandes tetas y marcaba sus pezones afilados como dagas. Parecía no llevar ropa interior y eso desato mis deseos. Debía disimular mi curiosidad, su novio estaba allí y había que ser discreto. Ella fue a darme dos besos y fue cuando la agarre por la cintura cariñosamente para darle otros dos besos cuando pude confirmar que no llevaba ropa interior. Eso me excito tanto que mi porra llego a endurecerse. Esta amiga era puro morbo, no podía evitar tanta atracción sexual por ella.
Una vez sentados en el salón, comenzamos a fumarnos nuestros porritos. Un sofá de dos plazas para 3 personas, la calor se palpaba cuerpo a cuerpo. Ella sentada en medio de los dos. No podía dejar de mirar sus pechos enormes y sus labios carnosos cuando daba una calada tras otra.
El humo por el salón comenzaba a envolvernos, el ciego se hacía dueño de nuestras mentes. Las risas dieron lugar a conversaciones de sexo cada vez más explicitas. Ella había fumado bastante y dijo que estaba ciega de porros. Fue entonces, cuando le subió tanto la calor que decidió atenuar la luz del salón para quitarse ese camisón blanco que ceñía su cuerpo y quedarse desnuda entre los dos. A el novio no parecía importarle, estaba tan fumado que todo le parecía bien.
Yo estaba tan ciego y caliente que estaba dispuesto a cualquier cosa. Ella era puro morbo, ella era el deseo de mi porra en sus labios carnosos, en sus preciosas tetas haciéndome una cubana.
Ella volvió a sentarse en medio de los dos, diciendo con voz melosa y caliente que lo que más deseaba era fumar de rodillas y cogerse un ciego de porras.
Mi porra se elevó hacia los cielos, con una mano ella agarro mi polla y con la otra agarro la polla de su novio. Nos bajó los pantalones, se puso de rodillas y se empezó a fumar las dos pollas. Cuando se cansaba de chuparla se la ponía entre sus ricas tetas hasta quedar nuestras porras coloradas y consumidas como un porro entre sus labios carnosos.
Nos corrimos en su boca resbalando toda la leche sobre sus enormes tetas. Ella saco todo el jugo a una noche ciega de tanto placer.
By P.J.Man.
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