Bobby y Spanky II
28/04/2018
jugos que también él pudo ver. Entonces sucedió algo verdaderamente sorprendente: cuando Bobby terminó de eyacular y yo bajé la pierna de la ventana, vi una sombra moverse en la habitación y del fondo apareció la rubia hermana de Bobby. Yo me quedé inmóvil con la boca y los ojos abiertos por la sorpresa. Entonces la chica, lo abraza por detrás, le agarra la verga todavía dura, le susurra algo al oído y apaga la luz.
Me quedé parada como tonta sin saber que pensar o hacer. Ella había estado ahí todo el tiempo y nos había visto, ME había visto masturbarme en la ventana para su hermanito menor. Estaba en shock. Apagué la luz y me fui a dar una ducha fría.
La mañana comenzó tarde y de mal humor para mí. Lo de la noche anterior me tenía con un humor extraño y una sensación cachonda en el fondo de mi mente. Decidí que tomaría las cosas con calma y en esta ocasión no me dejaría llevar por esa parte negativa de mi mente, probablemente la chica también quiera jugar, ¿no? Así que tomé mi toalla, el bronceador y el más pequeño de mis bikinis para ir a tomar el sol a mi jardín.
Y ahí estaba yo, en silencio, con los deliciosos rayos del Sol calentando mi piel y enfriando mis pensamientos cuando el sonido característico de la respiración de un perro interrumpió mis ensoñaciones. Abrí los ojos, y en efecto, Spanky estaba sentadito muy quieto junto de mí, solo. — Hola Spanky, ¿viniste solo esta vez? ¿Dónde esta Bobby? — Busqué al chico alrededor, pero no estaba ¬— ¿quieres jugar? No podemos jugar sin Bobby, ¿sabes? No confío tanto en ti, de hecho, me das un poco de miedo.
En eso estábamos cuando escuchamos un silbido tenue y lejano. Los oídos súper sensibles del perro se avisparon y buscó en el aire con la nariz. Era un perro verdaderamente hermoso. Otra vez el silbido y en esta ocasión el perro salió corriendo por entre las tablas del jardín. Volví a cerrar los ojos tratando de relajarme, pero en realidad mi cabeza no dejaba de pensar que Bobby estaría cerca y andaba buscando a su mascota. Mi corazón latía fuerte y mis pezones estaban duros. ¿Porqué me alteraba tanto esta historia con el chico? debería de dejar de pensar cochinadas y no permitir que suceda otra vez lo de anoche y, mucho menos, lo del día anterior. Esos eran mis pensamientos cuando de nuevo el ruido en la maleza de la cerca. No abrí los ojos, al contrario, los cerré con fuerza deseando que al abrirlos mis coquetos amigos estuvieran frente a mí. Conté 30 segundos y los abrí.
— ¿Jugamos?
— Sí.
No tuvimos que decir nada más, entramos otra vez por la puerta de la cocina y nos instalamos en la sala. Tomé asiento en mi sillón favorito y abrí las piernas, tenía una mancha de humedad en la tela de los calzones. Podía sentir lo tenso de mis pezones y ver la maravillosa erección de mi querido Bobby a través de su pantaloncillo corto. Spanky esperaba muy quieto junto a él con la punta rosada de su verga asomando de la funda.
— Antes de jugar, Bobby, quiero hablar sobre lo que paso anoche, sobre todo acerca de tu hermana.
— Mmm, ¿anoche? Anoche fue chido, gracias. — dijo con una cara deliciosa y picara, agarrándose la verga por encima de la ropa. Yo hice lo propio con mis pezones que ya dolían de tan duros y parados que estaban. — y, sin querer me ayudó a ganar una apuesta.
— ¿Una apuesta? Explícame eso por favor… y también déjame ver lo que tienes ahí mientras me cuentas.
— Bueno, si eso es lo que quiere. Aquí esta, lo he tenido duro desde que desperté esta mañana, no he dejado de pensar en lo de anoche. Mi hermana no me creía que usted tenga los pezones perforados. Yo le dije que sí y que le apostaba una chupada a que era verdad. Ella dijo dos a uno, y cerramos el traro. — dijo guiñando el ojo en señal de obviedad, dos a uno significaba doble trabajito de su hermana, buena apuesta.
— ¿Quieres verme los pezones perforados más de cerca? ¿Quieres jalarles la cadena? Dije yo apretándome las tetas con las manos, estaba muy caliente y quería que Bobby lo supiera — Acércate y sígueme contando.
El chico vino hasta donde yo estaba. Es muy extraño tener una pareja sexual de ese tamaño (sin tomar en cuenta el tema de la edad, por supuesto), pues sentada con las piernas abiertas, el cuerno gigante entre sus piernas me llega justo a la altura del pubis y él puede tener mis tetas a la altura de su rostro. He de decir a mi favor que porto un buen par de tetas 34C con pezones rosados y extremadamente sensibles gracias a las perforaciones con argollas sujetas por una cadena que a menudo llevan.
Bobby sabe muy bien lo que hay que hacer, así que en esa posición me sacó las tetas del traje de baño y pude ver su cara de sorpresa y lujuria. — Ayer no llevabas estas argollas. Se ven deliciosas. — tocó como la cuerda de una guitarra la delgada cadena de oro que las mantiene tensas todo el tiempo, haciendo que los pezones reaccionaran inmediatamente, yo me dediqué a acariciar fervorosamente el miembro en mi vientre mientras continuó con su relato. — Usar esto la mantiene caliente todo el tiempo, ¿no es así?
— Sí. — respondí sugestiva.
— La estuvimos esperando mucho tiempo, — continuó concentrado en la redondez de mis senos — pensábamos que no iba a llegar, que habría salido de viaje. Entonces Sally se aburrió y llamó a Spanky para que la consolara, yo nunca me moví de la ventana para verla en cuanto llegara. Sabía que si me veía en la ventana iba a poder decirle que me enseñara las tetas, pero no tuve necesidad de decirle nada, porque en cuanto me vio se comenzó a desnudar. Mi hermana se dio cuenta inmediatamente y me dijo que no me moviera ni le dijera nada para que ella también pudiera verla.
Casi me sonrojé de saber que ni tiempo le di para pedirme que me desnudara, — ¿Entonces ella vio todo, verdad?
— Sí, y le gustó mucho, tanto, que pagó la apuesta en cuanto apagamos la luz. Usted ya no pudo vernos pero me la chupó dos veces y quiso que me viniera en sus tetas y luego en su cara.
— Interesante, muy interesante. — dije yo sorprendida, cada noticia que me daba el niño me ponía más y más caliente. Eran los vecinos y eran un par de niños; estaba muy mal lo que estaba pensando y lo que faltaba por pasar, — Dime ¿que más te dijo tu hermanita, Bobby?
— Bueno me dijo que ella también quiere unas perforaciones como las suyas y… y que también quiere venir a visitarla y jugar los cuatro juntos.
— ¡Los cuatro juntos! Que buenas ideas tiene tu hermana, ¿no crees? — dije yo entre sarcástica y muy complacida con la idea, este chico leía lo más oscuro de mi mente y hacía mis sueños sexuales realidad como por arte de magia. La hermanita es una chica muy sexy y caliente, ¿quién puede resistirse ante los encantos de la dulzura de los 16? — Y dime Bobby, ¿qué estaba haciendo ella mientras tú y yo jugábamos en la ventana?
— Oh, ella no pierde el tiempo en cuestión de sexo. Spanky la montaba mientras nosotros nos veíamos. Me gustó mucho verla por detrás, cuando se bajo los calzones, mmm…, delicioso. Sueño con poder meterle la verga pronto, y me encantaría que fuera por atrás, para verle las nalgas…
— Espera, Bobby, dices que quieres follarme por detrás, ¿así lo haces con tu hermana?
— No. Ella no quiere. Dice que para eso se necesita saberla mover, como Spanky, que si que sabe como hacerlo.
Yo no pude evitar reírme abiertamente de algo así, era tan contradictorio que el chico supiera tanto de sexo pero que aún no lo hubiera hecho ya con su hermana, mi cabeza daba vueltas con tanta información, y me ponía cada vez más caliente de saber que había grandes posibilidades de probar esa verga gorda y dura que tenía en la mano. — Tal cosa me has dicho, Bobby. Probablemente algún día deje que me la metas, por ahora se me ocurre chupártela como la otra vez. ¿Te parece?
— Sí señorita Tisha. Lo que usted diga… pero también Spanky quiere jugar.
¬— Sí claro, Spanky también jugará, te lo aseguro.
Entonces, sin desperdiciar ni tiempo ni palabras, pusimos manos a la obra, todos sabíamos que hacer: él tomó asiento en el sillón con el short en los tobillos, yo quede arrodillada ante él.
— Te voy a enseñar para qué es la cadenita, pero no se lo digas a nadie. — la cadena que tensa mis pezones es tan corta que mantiene mis redondos y firmes senos demasiado juntos para que pueda meter una polla entre ellos y pajearla. Entonces coloqué a mi nuevo amiguito en posición; amo esa imagen: ver como entra y sale la cabeza de una verga de entre mis tetas y como se estiran mis pezones. El dolor y el placer al mismo tiempo, mi dosis perfecta para un buen polvo. Y esa polla estaba tan dura y tan gorda que valía la pena la locura de tener a un niñito en tan comprometedora situación. — ¿Tu hermanita puede hacer esto? — pregunté retadora.
— Nope.
— Entonces, ¿tampoco puede hacer esto? — y abrí la boca y lo toque con la lengua cuando lo tuve cerca. Su cara era deliciosa: tenía la boca abierta en un rictus de sorpresa mezclado con placer y los ojos a punto de salir de sus cuencas. Sembré mis tetas hasta sus testículos y metí su cabeza en mi boca y así dedique mis más fervorosas chupadas a aquel chiquillo que me tenía envenenada de la locura de su juventud y de su atrevimiento. Era un niño de 12 años haciendo su sueño realidad con la MILF de la casa de al lado y yo estaba fascinada con la idea. Podía chupar aquella polla el día entero si quisiera. — ¿Dijiste que puedes venirte muchas veces y seguir duro?
— Sí.
— Entonces córrete en mi boca cuando quieras.
En el acto, en chiquillo explotó como una fuente dentro de mi boca, yo, sin poder contenerlo todo, tragué un buche y lo demás lo escurrí sobre mi pecho.
— ¡Wow, sí que puedes explotar, eh!
—… y podría hacerlo así todo el día…
— Y yo podría chupártela de igual manera, — respondí — pero ahora dile a tu perro que me chupe a mí mientras yo limpio con la lengua todo este desorden.
Fue entonces cuando volvimos a tomar el mismo orden que la primera vez que Spanky me montó, pero en esta ocasión sólo era para que pudiera comerme, mientras que yo seguía en donde estaba tan entretenida. Cuando estuve en posición y con los calzones en las rodillas, Bobby dio la orden de lamer y el perro en menos de lo que lo pensé ya estaba olisqueando mi trasero y mi pubis.
— Pussy Spanky, pussy.
Y el perro metió su animosa lengua entre mis labios vaginales encontrando el punto exacto por donde fluye el sabor. ¡Maravilla de maravillas! Ahora entiendo porque la gente que ha tenido experiencias con perros no lo cambia por nada. Ningún ser humano puede mover la lengua de esa manera ni tener la precisión de movimiento que tienen los canes, y mi querido Spanky estaba muy bien entrenado. En pocos minutos yo ya estaba lista para correrme, sentía como ese impulso acuoso iba creciendo dentro de mí.
— Voy a terminar, ya no puedo más. Voy a explotar. — dije yo interrumpiendo mi chupada.
— Deje que Spanky beba sus jugos… Y usted beba los míos que ahí le van.
Y diciendo esto ambos explotamos juntos: yo en la boca del perro que saboreaba mis jugos incansablemente y Bobby por segunda vez se venía en mi cara, disparando chorro tras chorro de blanco semen.
¬ — Dile que me monte — ordené — y esta vez deja que me lo meta todo.
El chico dio la orden para montar y en el acto el perro obedeció. De tres intentos ya tenía toda su arma sumida en mis entrañas bombeando a una velocidad sobrehumana. Yo estaba prendida de la polla de Bobby disfrutando cada movimiento y cada segundo del acto. El chico hábilmente había encontrado como tensar las cadenas de mis pezones y mantenerlos duros y sensibles todo el tiempo. Spanky no perdía el paso, pero cada empujón iba sumiéndose más y más dilatando despiadadamente mi vagina. Estaba llena de verga de perro y todavía faltaba el nudo; deseaba tener la experiencia de quedarme pegada del perro como lo había visto en las películas, y venirme sin parar aunque me diera un poco de miedo.
— Bobby, ¿puedes ayudarnos a quedar pegados? ¿Puedes hacer eso por mí? — dije con voz felina y seductora.
— Claro que sí — respondió el chiquillo.
Me saqué de la boca su miembro y lo dejé ir. Él sabía muy bien lo que tenía que hacer, así que separó con sus manos, mucho más pequeñas que las de un adulto, mis labios vaginales facilitándole la entrada a su perro.
— Vamos, amigo, empuja. Quiere tenerla toda adentro. Push Spanky, push.
Y entonces, de tres empujones más, tenía su enorme nudo abriéndome entera. Sentía como los músculos de mi útero se dilataban, abrazando el nudo gigante de la verga de un enorme Doberman, entrenado para follar. Cuando Spanky por fin me tuvo completamente penetrada, bajó el ritmo hasta quedarse quieto para comenzar a eyacular. Yo jadeaba por el esfuerzo y sentía como el perro estaba impregnando mi vagina con gruesos chisguetes de semen animal. Después de unos segundos, de un saltito extraño, bajo de mi dando la vuelta para quedar pegados de culo. Fue reconfortante dejar de cargarlo, esa era la posición perfecta para estar pegada como una verdadera perra.
— A mi hermana le gusta que le meta el dedo en el culo cuando Spanky la tiene así, pero yo quiero que me chupes otra vez.
No tuve problema en alcanzar con mi boca su erección, así como él no tuvo problema en meterme lentamente su dedito en mi muy experimentado esfínter. Y así, mientras yo dedicaba una mas de mis inspiradas mamadas, él fue llevándome hasta otro orgasmo delicioso sin que Spanky hiciera el más mínimo esfuerzo por salir de mí o cambiar de posición. Poco a poco y sin dejar de mover su mano, Bobby fue metiendo sus cinco dedos en mi culo. El semen del perro se me escurría por los muslos y parecía que aún faltaba más.
— ¿Quiere que le haga como le hago a mi hermana para que se venga más fuerte? Con usted es más fácil porque su culo esta menos apretado que el de ella. — Y diciendo así empujó sus dedos con mas fuerza logrando meterlos hasta los nudillos — ya ve, así puede tener una verga de perro adelante y mi puño por atrás. — Cuando dijo esto, empujó lo que quedaba fuera, bien adentro de mi recto oprimiendo mi Punto G contra el nudo de Spanky, eso encendió las luces en mi cerebro preparándome otro orgasmo redentor. — Ahora si la vamos a hacer chorrearse cuando se venga. A Spanky le queda poco tiempo dentro de usted, y yo ya quiero echarle más mocos en la cara.
— Cógeme Bobby, cógeme por el culo con tu puño — suplicaba a punto de explotar — échame tus mocos cuando quieras. ¡Ábreme toda! ¡Más fuerte! ¡Más!
El movimiento más veloz y profundo del puño de Bobby empujó fuera el ya disminuido pene de Spanky, haciendo que su mano fuera aun más dentro de mí, justo en el momento en el que yo “eyaculaba” otra vez y Bobby llenaba mi boca de semen.
— Trágatelos, no los desperdicies. — decía Bobby sumiendo su arma en mi garganta. Me excitaba tanto que usara ese lenguaje sucio conmigo — Cómete mi verga como tu culo se come mi puño hasta la muñeca. Te voy a hacer venir otra vez, ya verás.
Entonces, después de limpiar su verga en mi cara, se acomodó detrás de mí y metió lentamente su otra mano en mi vagina. Fue introduciendo dedo por dedo hasta tener los cinco metidos hasta los nudillos, después, sin dejar de mover ambas manos, empujó más fuerte hasta meterme el puño completo y empezó a cogerme con las dos manos deliciosamente. Estaba loca y el chiquillo no dejaba de hablarme y de decirme lo rica que me veía así y lo adentro que tenía sus manos en mis entrañas. Bobby estaba llevándome hasta la locura y hasta otro orgasmo culposo.
— Te tengo Tisha, ahora eres mía y te voy a coger. — Amenazó — Regálame otro de tus orgasmos de lluvia y mójame entero con tus jugos.
No fue difícil encontrar el punto donde los nudillos rozaban ese lugar dentro de mi vagina que abre las compuertas de mi lluvia, y exploté otra vez a punto del desmayo.
— Ahí viene — anuncié yo sofocada —, sácamela, saca tu mano de mi vagina, ahora.
Bobby obedeció y sacó su mano rápidamente, empujando más la que tenía en mi culo, acercó su cara a mi cuerpo y yo exploté en su cara con cataratas de agua empapando todo a mí alrededor.
— Por favor ya sácame la mano del culo, ya no puedo más, sácamela.
— Quiero meterte mi verga en el culo ahora que lo vas a tener bien abierto, déjame metértela, déjame sentirte y venirme ahí dentro.
— Sí, sí — supliqué. Por fin mi sueño de meterme esa verga, se hacia realidad. — Métemela Bobby, déjame sentir ahora tu verga, métemela por donde tú quieras y cógeme.
Bobby sacó lentamente su mano de mi culo súper dilatado, y hábilmente colocó la cabeza de su verga en la entrada del esfínter, impidiendo que los músculos volvieran a contraerse. La sensación de estar abierta de esa manera me volvía loca y saber que ahora me iba a coger un chiquillo de 12 años me ponía más caliente todavía.
— Ya no me voy a tardar mucho, te voy a llenar el culo de leche bien pronto. — decía Bobby sin dejar de meterme la verga hasta el fondo de los intestinos. — Que apretada estas y que caliente esta ahí dentro. Me voy a venir. Me voy a venir dentro de ti. ¡Oh si, ¡qué bien! ¡Si, ¡qué bien! ¡¡Ahí te van!
Y volvimos a venirnos al mismo tiempo. Quedamos tirados en la alfombra rendidos de cansancio. Yo estaba cubierta de semen, tenia semen seco en los senos y en la cara y tenía semen humano escurriendo del culo y semen animal escurriendo de la vagina. Estaba exhausta y feliz. Había tenido más orgasmos con ese par en ese momento, ¡que con mi último amante en un fin de semana! Sería difícil borrar esta sonrisa de mi rostro.
Quería darme un baño y refrescarme, así que les pedí a mis amigos que me dejaran sola y fueran a su casa a hacer lo mismo.
— Quiero pedirle una disculpa por haberla llamado perra y eso, pero, fue el momento. Espero que entienda. Y… ¿Usted cree que mi hermana pueda venir a visitarla la próxima vez?
— No es un buen momento para responder eso Bobby. — Respondí con lo poco de cordura que quedaba en mi cabeza. — Pero sabes que tú y Spanky son bienvenidos cuando quieran.
— Gracias señorita, pero yo creo que sería mucho más divertido si la próxima vez Sally estuviera con nosotros. Le aseguro que se divertirá… además de que así puede convencerla de que me deje penetrarla a ella también.
— No lo sé, Bobby, ahora no lo sé. También quiero que comprendas que para mí es muy nuevo todo esto: nunca había estado con un perro y mucho menos con un niño. Los niñitos de tu edad no deben estar haciendo esto sino jugando pelota o algo así. Ahora déjenme sola… lo que si puedes hacer Bobby, es contarle a tu hermana lo que hicimos si crees que le va a gustar.
— Está bien, se lo contaré. Sé que le va a gustar. Hasta pronto.
Esa noche dormí con la ventana y las cortinas abiertas pensando en que sería muy interesante conocer a la autora intelectual de todos los trucos que Bobby y Spanky conocen y en que, con la cantidad de semen que Spanky eyaculó dentro en mí, podría tener una docena de perritos.
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