Mi amiga me presta a su novio
08/01/2017
Ellos llevaban juntos varios meses, su relación iba en serio y yo no tenía novio. A mí él me
parecía guapo, pero no era algo que pensara mucho porque, evidentemente, era imposible que
tuviera algo con él... O eso creía. A partir de cierto momento él empezó a mirarme diferente
y a querer pasar tiempo con mi amiga y conmigo. Siempre me invitaban a sus planes y yo me
apuntaba con facilidad.
Llegó un día en el que ellos ya vivían juntos y me invitaron a su casa. Al llegar solo estaba él,
por lo que me quedé un poco cortada. Él me invitó a sentarme en el sofá y directamente me
confesó que me deseaba mucho y quería disfrutar de mi cuerpo una sola vez. Yo me alarmé y
le dije que jamás le haría eso a mi amiga, a lo que él respondió que ella estaba de acuerdo con
que ocurriera.
No le creí. ¿Cómo iba a querer mi amiga que su novio y su mejor amiga tuvieran sexo? Pero
entonces apareció ella desde el dormitorio y me dijo que sí estaba de acuerdo y que solo
quería mirar cómo lo hacíamos. Me pareció una locura y me negué rotundamente. Entonces
me pidieron que olvidara la idea y que disfrutáramos de la tarde con un vino.
Al poco rato ya me había olvidado de lo ocurrido y estaba muy achispada, riendo y charlando
con mi pareja de amigos. Entonces él puso su mano sobre mi muslo y empezó a subirla. Yo
intenté apartarla, sin estar demasiado convencida. Pensando otra vez en su propuesta no me
parecía tan mala idea, posiblemente por lo desinhibida que estaba por el vino. Así que me
dejé hacer, mientras yo no hiciera nada no me sentiría culpable.
Separé mis piernas para dejar espacio debajo de la falda, cerré los ojos y me recosté en el
respaldo del sofá para que él me hiciera lo que deseara y ella pudiera verlo bien. Noté como
su mano subía hasta mis ingles y empezaba a acariciarme por encima de las braguitas. Con la
otra mano me acarició la cara y el cuello, para luego bajarme los tirantes de la camiseta y del
sujetador y poder acceder a mis pechos. Ya estaba medio desnuda y excitada, así que perdí
toda sensación de culpabilidad y decidí abrir los ojos para disfrutar más la situación.
Mi amiga estaba mirando la escena desde el sillón, atenta, mientras se masturbaba con
suavidad, lentamente. Él, por su parte, seguía poniendo toda su atención en mi cuerpo, pero
bajo el vaquero notaba un bulto muy evidente. Me lancé a la acción y le desabroché el
cinturón y los pantalones con habilidad, para luego sacar de sus calzoncillos su pene erecto.
Me recosté sobre él y me lo metí en la boca para chuparlo y excitarlo tanto como él me había
excitado a mí.
No tardó ni dos minutos en arrancarme las braguitas y ponerme a cuatro patas delante de mi
amiga para que se deleitara con el espectáculo que vendría a continuación. Primero me
introdujo dos dedos y me masturbó. Yo estaba a apenas dos metros de mi amiga, con los
pechos al descubierto y gimiendo como una perra en celo. Entonces me la metió y empezó a
embestirme hasta el fondo una y otra vez, golpeándome el clítoris con sus testículos cada
vez.
Yo gritaba cada vez más y al mismo tiempo mi amiga aceleraba el ritmo al que se tocaba,
hasta que empezó a gritar ella también. Toda la situación era muy excitante, no podía creer
que estuviera ocurriendo aquello. Me corrí sonoramente y entonces mi amiga le pidió a su
novio que se corriera en mi cara. Y así lo hizo, me quede de rodillas en el suelo mientras él
soltaba su leche en mi cara y cuello, momento en el que mi amiga se corrió y soltó un grito
de placer extremo.
Otros relatos que podrían interesarte